Se llama Thomas Müller y es una de la pocas buenas noticias que deja el Bayern en la actual temporada. No anda bien el equipo de Louis Van Gaal, octavo en la Bundesliga, al que despidieron con una sonora bronca sus aficionados en el último partido ante el Colonia de Lukas Podolski. El empate sin goles retrató a un equipo vulgar, al que sólo salvan los chispazos de Ribery y Robben (ambos lesionados de nuevo) y las magníficas prestaciones del propio Thomas Müller, el último producto de la cantera del equipo bávaro.
No es el Bayern poderoso que acorralaba a los rivales en su campo, le faltan jugadores, talento, un organizador que le de sentido al juego y el orgullo que siempre tuvo para ganar partidos imposibles. Ni siquiera los fichajes de este curso: el mediocentro ucraniano Tymoschuk, competitivo y bueno defensivamente, pero discreto en la transición del juego; los zurdos Pranjic y Braahfeid, que entran y salen del once sin acabar de definir quién es el titular en el lateral izquierdo; la voluntad del dinámico Olic y un pegador contrastado como Mario Gómez han mejorado al equipo bávaro esta campaña. Equipo sin gracia cuyo rendimiento está en claro declive. Le sacó los colores el animoso Mainz 05 y le ha vuelto a avisar el Colonia en el Allianze Arena. Hasta Schweinsteiger, el prototipo de jugador alemán por excelencia, no acepta llevar el peso del juego porque tampoco es un organizador y se ha diluido en los últimos tiempos. Muchos errores individuales en defensa, lentitud para elaborar el juego en los ataques estáticos cuando el rival se repliega con disciplina y los contragolpes tirados por Ribery y Robben como única arma para sorprender, condenan al Bayern en este inicio de temporada.
Por otra parte, al equipo de Bavaria le está costando sacar valores de la base donde siempre han invertido millones de marcos. Andreas Ottl y Cristian Lell habían sido los últimos en subir el peldaño que separa el filial del primer equipo. Ambos son jugadores complementarios que acabarán buscando su futuro lejos de Munich. Sin contar a Toni Kroos, la gran esperanza bávara, ahora cedido y culmianando su proceso de formación en el líder Leverkusen. Con Thomas Müller también han subido desde el filial esta temporada a Holger Badstuber, un central correcto de 20 años y 1,90 de altura, con buena planta, aunque no es rápido y acusa problemas cuando se desplaza a los costados. Si lo ha jugado todo es por la lesión de Martín Demichelis en un tobillo y la falta de confianza en el brasileño Breno. Sin duda, Müller parece el mejor de la última hornada.
La aparición de Thomas Müller no es casual, la pasada temporada la vivió a caballo entre el Bayern II (el filial) y el primer equipo. Con Klinsmann jugó cuatro partidos de Bundesliga y tuvo unos minutos para demostrar su facilidad para pisar el área rival y marcar un gol en aquel 7 a 1 al Sporting de Lisboa en la Champions. No estaba el Bayern para experimentar con nuevos valores y regresó al filial. Sin embargo, en la pretemporada todo cambió y se ganó un puesto en el once.
Sus características son las de el llegador de siempre: no está, pero aparece para ocupar el espacio cerca del área. Y su aportación le están salvando al Bayern de más de un problema. Es la clase de centrocampista que irrumpe para dar una asistencia de gol o acabar la jugada. Se mete entre líneas y entra en juego. No parece cerca de la zona de influencia, pero acaba apareciendo. Lo que fue Fernando en el Valencia en su momento, Bakero en el Barça de Cruyff, Ballack en el Chelsea o Kuyt en su última época del Feyenoord. En el filial jugaba como delantero y firmaba entre 15 y 18 goles por temporada, aunque, en el primer equipo, Van Gaal lo utiliza en otras funciones aprovechando su versatilidad. Ante el Colonia, en la última jornada, jugó por delante de Ottl, mediocentro en ese partido, escorado a la derecha y teniendo a su izquierda a Schweinsteiger. Sin embargo, en Hamburgo lo hizo por detrás de Olic, como segundo delantero, con la 'dupla' Ribery-Robben a sus costados. Y tres semanas antes, frente al Nuremberg, en la sexta jornada, había comenzado escorado a la izquierda teniendo a Olic y Mario Gómez por delante. Es decir, que de tres cuartos de campo en adelante puede jugar donde le pongan.
En cualquier posición anuncia lo que es: un llegador con potencia que aprovecha su demoledor remate desde lejos. Ambidiestro, eficaz, con evergadura, facilidad para encontrar espacios y mucha participación en el juego, los próximos meses serán decisivos para definirse y conocer el papel real que juega en el Bayern de la actual temporada. Lo normal, es que mantenga el nivel de juego que ha mostrado hasta la fecha. Además de minutos, presenta buenos números: dos goles (los dos ante el Dortmund en el Westfalenstadion la tarde del 1-5 cuando no fue titular y entró tras el descanso por Altintop) y dos asistencias. Remate desde dentro del área recogiendo un rechaze en el primero y zapatazo seco desde la frontal con la derecha en el segundo. Goles que confirman su mejor característica. No será fácil volver a verle jugando en el Bayern de delantero puro, acabará asentándose como un segundo punta o, incluso, jugando unos metros más atrás.